Capital Kitchen nace a partir de las nuevas necesidades de consumo de comida, bajo la creciente tipología de “Dark Kitchens”, donde la preparación se da en algún lugar recóndito de la ciudad y el producto final llega a domicilio para su consumo. Es, en esencia, un tipo de servicio que hace difuso el contacto con el cliente; por lo cual se pierde la fuerza de la relación entre marca y usuario. Sin embargo, el proyecto busca encontrar el equilibrio entre la funcionalidad de la tipología y la oportunidad de fomentar la conexión de la marca con las personas que la consumen, dándole un giro a la esencia de la tipología.
Así, buscando facilitar el desarrollo de eventos esporádicos demostrativos, donde las empresas que utilizan el espacio puedan cocinar en presencia de la gente, llevaron a concebir la arquitectura como una cobertura flexible y multifuncional.
Finalmente, la materialidad del proyecto se basa en reforzar su carácter productivo a través de una apariencia industrial.
"Una cobertura flexible, bajo la cual surgen un conjunto
de espacios funcionales de fácil apropiación, destinados a la elaboración y
entrega de insumos comestibles; así como la difusión de los mismos."